miércoles, 10 de enero de 2007

LA MUERTE ESPIRITUAL

Es William Izarra baluarte extraordinario, junto con Carlos Lanz, en la lucha por estructurar en el pueblo venezolano una cultura acorde con la Revolución Bolivariana, tarea que ambos han adelantado con insistencia, persistencia y admirable constancia, siempre manteniendo un bajo perfil y demostrando una generosidad indiscutible que admiro y que hace que yo mantenga fe plena en el futuro de ese proceso popular que, sin duda alguna, conducirá a Nuestramérica hacia el puerto de unidad y equidad a que todos los revolucionarios queremos llegar.


En artículo de William Izarra, que difunde hoy Martín Guédez a través del grupo virtual “Cadena Bolivariana” titulado el CFI en el arranque afirma William que no existe la muerte espiritual. Yo me permito disentir de William en ese aspecto. La muerte espiritual sí existe y ha existido a lo largo de la historia. Porque la historia la escriben los vencedores.

Basta que ustedes consulten por Internet la expresión “Museo de Bagdad” para que puedan constatar que su deliberada desprotección para ponerlo a merced de los saqueadores, fue la primera acción de las tropas gringas en la invasión a Irak. Así desaparecían piezas históricas que, como mojones de memoria, le daban lumbre el orgullo del pueblo que le dio nacimiento a la civilización occidental.

Toda revolución reescribe su historia nacional para sacar a luz lo que los enemigos del cambio enterraron en el camposanto del olvido. Los reaccionarios buscan cooptar las figuras prestigiosas de la historia popular para transformarlas en mitos travestis al servicio de sus mezquinos intereses. Por ello dijo Lenin en la introducción a su libro El Estado y la Revolución : “En vida de los grandes revolucionarios sus enemigos los atacan y los calumnian y cuando mueren los convierten en iconos inofensivos”. ¿No fue acaso lo mismo que los monarcas de la Edad Media hicieron al apoderarse de Cristo y el cristianismo?

¿Por qué este empeño de los reaccionarios por enterrar la memoria de los grandes héroes revolucionarios y, por otro lado, farisaicamente “rescatar” su imagen para deformarla? Porque la historia es raíz de los pueblos y en ella se nutre su cultura para enfrentar el presente y el futuro.

A nosotros no sólo nos gobiernan las leyes y los dirigentes. Quien realmente nos gobierna es nuestra cultura, la que hace que aceptemos las normas sociales que se nos proponen o se nos imponen. Es la cultura, ese “rey” que llevamos en el subconsciente, el que dicta nuestros quereres y nuestras acciones. Es la batalla por apropiarse del repertorio de convicciones que conforman nuestro comportamiento lo que hace que los manipuladores del poder busquen modelar la historia a su acomodo.

El 24 de julio de 2003, en la página de “cultura y espectáculos”, el periódico reaccionario de más circulación en Venezuela publicó un artículo titulado Rescatemos a Bolívar, enterremos a Bolívar, afirmando que había que liberar al pueblo venezolano de su imagen. Así mismo escribieron los paramilitares en Colombia un panfleto pidiendo liquidarme moralmente por ser yo el obstáculo que impedía que el pueblo colombiano sepultara para siempre la memoria de mi padre, Jorge Eliécer Gaitán, como lo venía pidiendo Luis Carlos Restrepo desde el momento en que escribió su ensayo La Sangre de Gaitán, donde afirma que, aún cuando nos llamaran herejes, era necesario enterrar para siempre el recuerdo que los colombianos guardábamos por Gaitán. Propósito que reiteró recientemente en cámaras para un documental europeo.

Como eco a estas demandas Alvaro Uribe liquidó el Instituto Gaitán y le entregó la parte operativa de esa tarea al periodista Hernando Corral, que hasta ese momento figuraba como “aguerrido revolucionario” e, incluso, había sido colaborador (¿colaborador o espía?) del ELN. Hoy en día, después de haberse quitado la careta en la liquidación del instituto creado para salvaguardar la memoria revolucionaria de Jorge Eliécer Gaitán, donde ordenó que se destruyeran películas y numerosos documentos históricos que guardaba el Instituto sobre la vida revolucionaria del líder popular (lo que ha quedado cínicamente consignado por escrito en las actas de liquidación), fue nombrado director del periódico vocero de Alvaro Uribe Vélez y sus políticas reaccionarias.

Bien lo había dicho mi padre: “…los hombres que hemos cruzado universidades sabemos que el hombre es como las plantas, que la planta da frutos y flores no por la planta misma, sino por el surco y la tierra donde ha prendido y que el hombre y un pueblo no pueden ser grandes y fuertes sino en razón de las tumbas donde tiene el alimento para su fruto”.

Es que las tumbas hacen parte de esa memoria histórica y contra ella atentan los reaccionarios para apagar el fuego revolucionario. Así diría mi padre: “es que el hombre no puede incendiarse sino por grandes ideales: no puede sentir pasión sino por las cosas que tengan perspectiva histórica: es que el hombre no se aferra con empeño sino a sus ideas, sus amores, su hogar, su pedazo de tierra; a sus tumbas y sus escuelas, a aquello que le da razón a su vida”.

Y si todo eso se lo arrebatan y le inventan un pasado acomodado a la medida e intereses del opresor, el pueblo quedará castrado en su marcha hacia el poder y su liberación.

Precisamente a la tumba de mi padre le tienen prohibido el acceso a los gaitanistas y a mi familia. Todo hace suponer que se ha cumplido la promesa hecha por Alvaro Uribe Vélez a Bush de entregarle la calavera de mi padre a la llamada “Hermandad de la Muerte ” o Skull & Bones, ya que esa sociedad secreta acostumbra a coleccionar las calaveras de las grandes figuras revolucionarias como trofeos de guerra. Anexo en este correo lo que tenía publicado Wikipedia y que posteriormente fue parcialmente censurado,

Más temprano que tarde los colombianos recuperaremos el manejo de la Casa-Museo Jorge Eliécer Gaitán y sabemos que en este empeño estaremos acompañados por revolucionarios de todo el continente que reconocen el valor de LA MEMORIA HISTÓRICA , pero para ello se requiere una gran campaña de concientización, haciendo entender que EL ESPÍRITU DE LOS REVOLUCIONARIOS SÍ PUEDE SER ASESINADO, ENTERRADO Y OLVIDADO.

Gloria Gaitán

2 comentarios:

PolSud dijo...

es justamente la memoria la que da sentido y contenido a la lucha, y la cultura el verdadero campo de toda revolucion.
por desgracia muchos revolucionarios confundieron ideologia con cultura tanto como despreciaron la identidad.
hay un nuevo dia que asoma en nuestraamerica, aprendamos de nuestros errores.

Anónimo dijo...

Cierto Nelson, las dos van de la mano, memoria y revolución.