miércoles, 10 de enero de 2007

COADYUVANZA EN RESCATE DE LA MEMORIA


APOYA A LA ASOC. DE AMIGOS DE JORGE ELIÉCER GAITÁN.
POR FAVOR FIRMA Y ENVIA ESTA COADYUVANZA A ALVARO URIBE
c/o PROG. DDHH

EL PUEBLO TE LO AGRADECERÁ.



Señor Presidente ALVARO URIBE VÉLEZ

c/o Programa Derechos Humanos de la Presidencia de la República

Bogotá, D.C. - COLOMBIA


Sirve este escrito a manera de coadyuvanza a las acciones que ha emprendido la Asociación de Amigos de JORGE ELIÉCER GAITÁN con el propósito de anular el objetivo que en carta pública se trazaron los paramilitares para apoyar el escrito de su Consejero de Paz, el psiquiatra Luis Carlos Restrepo, donde consigna su voluntad política de ENTERRAR PARA SIEMPRE LA MEMORIA QUE DE JORGE ELIÉCER GAITÁN GUARDA EL PUEBLO COLOMBIANO. Para cumplir dicha meta el gobierno apeló a la difamación, la calumnia y la injuria contra su única hija para expulsarla de la dirección de la Casa-Museo Jorge Eliécer Gaitán y, como lo dice por escrito una comunicación del Ministerio de Educación, antes de ser juzgada por las instancias competentes, se adujeron dichas maledicencias como razón para cerrar el Instituto Gaitán, violando así el artículo 29 de la Constitución Política de Colombia que establece que “toda persona se presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente culpable”. La señora Gaitán fue absuelta por la justicia de los cargos que le hizo el gobierno, pero eso no impidió que se le negara la devolución de sus pertenencias, las cuales las autoridades se niegan a entregar utilizándolas en la Casa-Museo Jorge Eliécer Gaitán para desorientar al visitante, dándoles una visión acomodaticia, mezquina y nugatoria del legado ideológico del líder socialista, antiimperialista y anticapitalista que fue Jorge Eliécer Gaitán. En cambio se les niega a los gaitanistas participar en la custodia de la memoria del líder popular, con lo cual se violan los artículos 18 y 20 de la Constitución Política de Colombia que garantizan la libertad de conciencia y la libertad de informar y recibir información veraz e imparcial. Finalmente reclamamos que se respete el artículo 2º. de dicha Carta Política donde se declara que las autoridades de la República de Colombia están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades y el artículo 8 que determina que “es obligación del Estado proteger las riquezas culturales de la Nación”, las cuales están siendo agredidas al tergiversar el legado de Gaitán como maniobra para cumplir con el objetivo señalado por escrito por los paramilitares y su consejero Restrepo de sepultar la memoria auténtica de Gaitán. Gaitán es patrimonio de la revolución continental y su figura ha de ser ejemplo de oposición activa contra las oligarquías, el imperialismo y el capitalismo en la búsqueda de una América Latina libre, soberana y popular.


Atentamente,


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LA MUERTE ESPIRITUAL

Es William Izarra baluarte extraordinario, junto con Carlos Lanz, en la lucha por estructurar en el pueblo venezolano una cultura acorde con la Revolución Bolivariana, tarea que ambos han adelantado con insistencia, persistencia y admirable constancia, siempre manteniendo un bajo perfil y demostrando una generosidad indiscutible que admiro y que hace que yo mantenga fe plena en el futuro de ese proceso popular que, sin duda alguna, conducirá a Nuestramérica hacia el puerto de unidad y equidad a que todos los revolucionarios queremos llegar.


En artículo de William Izarra, que difunde hoy Martín Guédez a través del grupo virtual “Cadena Bolivariana” titulado el CFI en el arranque afirma William que no existe la muerte espiritual. Yo me permito disentir de William en ese aspecto. La muerte espiritual sí existe y ha existido a lo largo de la historia. Porque la historia la escriben los vencedores.

Basta que ustedes consulten por Internet la expresión “Museo de Bagdad” para que puedan constatar que su deliberada desprotección para ponerlo a merced de los saqueadores, fue la primera acción de las tropas gringas en la invasión a Irak. Así desaparecían piezas históricas que, como mojones de memoria, le daban lumbre el orgullo del pueblo que le dio nacimiento a la civilización occidental.

Toda revolución reescribe su historia nacional para sacar a luz lo que los enemigos del cambio enterraron en el camposanto del olvido. Los reaccionarios buscan cooptar las figuras prestigiosas de la historia popular para transformarlas en mitos travestis al servicio de sus mezquinos intereses. Por ello dijo Lenin en la introducción a su libro El Estado y la Revolución : “En vida de los grandes revolucionarios sus enemigos los atacan y los calumnian y cuando mueren los convierten en iconos inofensivos”. ¿No fue acaso lo mismo que los monarcas de la Edad Media hicieron al apoderarse de Cristo y el cristianismo?

¿Por qué este empeño de los reaccionarios por enterrar la memoria de los grandes héroes revolucionarios y, por otro lado, farisaicamente “rescatar” su imagen para deformarla? Porque la historia es raíz de los pueblos y en ella se nutre su cultura para enfrentar el presente y el futuro.

A nosotros no sólo nos gobiernan las leyes y los dirigentes. Quien realmente nos gobierna es nuestra cultura, la que hace que aceptemos las normas sociales que se nos proponen o se nos imponen. Es la cultura, ese “rey” que llevamos en el subconsciente, el que dicta nuestros quereres y nuestras acciones. Es la batalla por apropiarse del repertorio de convicciones que conforman nuestro comportamiento lo que hace que los manipuladores del poder busquen modelar la historia a su acomodo.

El 24 de julio de 2003, en la página de “cultura y espectáculos”, el periódico reaccionario de más circulación en Venezuela publicó un artículo titulado Rescatemos a Bolívar, enterremos a Bolívar, afirmando que había que liberar al pueblo venezolano de su imagen. Así mismo escribieron los paramilitares en Colombia un panfleto pidiendo liquidarme moralmente por ser yo el obstáculo que impedía que el pueblo colombiano sepultara para siempre la memoria de mi padre, Jorge Eliécer Gaitán, como lo venía pidiendo Luis Carlos Restrepo desde el momento en que escribió su ensayo La Sangre de Gaitán, donde afirma que, aún cuando nos llamaran herejes, era necesario enterrar para siempre el recuerdo que los colombianos guardábamos por Gaitán. Propósito que reiteró recientemente en cámaras para un documental europeo.

Como eco a estas demandas Alvaro Uribe liquidó el Instituto Gaitán y le entregó la parte operativa de esa tarea al periodista Hernando Corral, que hasta ese momento figuraba como “aguerrido revolucionario” e, incluso, había sido colaborador (¿colaborador o espía?) del ELN. Hoy en día, después de haberse quitado la careta en la liquidación del instituto creado para salvaguardar la memoria revolucionaria de Jorge Eliécer Gaitán, donde ordenó que se destruyeran películas y numerosos documentos históricos que guardaba el Instituto sobre la vida revolucionaria del líder popular (lo que ha quedado cínicamente consignado por escrito en las actas de liquidación), fue nombrado director del periódico vocero de Alvaro Uribe Vélez y sus políticas reaccionarias.

Bien lo había dicho mi padre: “…los hombres que hemos cruzado universidades sabemos que el hombre es como las plantas, que la planta da frutos y flores no por la planta misma, sino por el surco y la tierra donde ha prendido y que el hombre y un pueblo no pueden ser grandes y fuertes sino en razón de las tumbas donde tiene el alimento para su fruto”.

Es que las tumbas hacen parte de esa memoria histórica y contra ella atentan los reaccionarios para apagar el fuego revolucionario. Así diría mi padre: “es que el hombre no puede incendiarse sino por grandes ideales: no puede sentir pasión sino por las cosas que tengan perspectiva histórica: es que el hombre no se aferra con empeño sino a sus ideas, sus amores, su hogar, su pedazo de tierra; a sus tumbas y sus escuelas, a aquello que le da razón a su vida”.

Y si todo eso se lo arrebatan y le inventan un pasado acomodado a la medida e intereses del opresor, el pueblo quedará castrado en su marcha hacia el poder y su liberación.

Precisamente a la tumba de mi padre le tienen prohibido el acceso a los gaitanistas y a mi familia. Todo hace suponer que se ha cumplido la promesa hecha por Alvaro Uribe Vélez a Bush de entregarle la calavera de mi padre a la llamada “Hermandad de la Muerte ” o Skull & Bones, ya que esa sociedad secreta acostumbra a coleccionar las calaveras de las grandes figuras revolucionarias como trofeos de guerra. Anexo en este correo lo que tenía publicado Wikipedia y que posteriormente fue parcialmente censurado,

Más temprano que tarde los colombianos recuperaremos el manejo de la Casa-Museo Jorge Eliécer Gaitán y sabemos que en este empeño estaremos acompañados por revolucionarios de todo el continente que reconocen el valor de LA MEMORIA HISTÓRICA , pero para ello se requiere una gran campaña de concientización, haciendo entender que EL ESPÍRITU DE LOS REVOLUCIONARIOS SÍ PUEDE SER ASESINADO, ENTERRADO Y OLVIDADO.

Gloria Gaitán