miércoles, 17 de enero de 2007

URIBE Y MANCUSO: UN MISMO PERRO CON DISTINTO BOZAL






URIBE VÉLEZ, OSPINA PÉREZ Y
LAUREANO GÓMEZ,
PRESIDENTES PARADIGMÁTICOS DEL PARAMILITARISMO EN COLOMBIA



- o las cínicas y frías confesiones de MANCUSO -

¿Por qué Colombia es el único país de América Latina que tiene guerrillas en su territorio?

Porque la oligarquía colombiana ha empleado al PARAMILITARISMO como TÁCTICA FUNDAMENTAL para mantenerse en el poder y por ello el pueblo ha perdido las esperanzas de un cambio profundo, revolucionario (subrayo) por las vías democráticas. Lo que acaba de ocurrir en el Ecuador no se daría en Colombia. Más bien tendríamos un Gutiérrez, porque la táctica alternativa y complementaria de la oligarquía colombiana ha sido conformar movimientos supuestamente revolucionarios a fin de “que todo cambie para que todo siga igual”. Es lo que he llamado, desde el tiempo del MRL (Movimiento Revolucionario Liberal), “la táctica de la vacuna”, una versión criolla del Gatopardo, que tanto le gusta a la familia López.

Todo comenzó en 1945, cuando por primera vez en Colombia la oligarquía vio cómo el pueblo avanzaba en forma imparable hacia el poder bajo la guía del Movimiento Gaitanista que lideraba el dirigente socialista revolucionario (no es un pleonasmo), anticapitalista y antiimperialista, Jorge Eliécer Gaitán.

Bajo el gobierno del liberal Alberto Lleras Camargo, ante el miedo de perder el poder, iniciaron un proceso de asesinatos selectivos (ver el archivo político de mi padre Jorge Eliécer Gaitán) pero, una vez Mariano Ospina Pérez elegido presidente de la República, se dio comienzo a un genocidio premeditado, sistemático y generalizado, con asesinatos selectivos y masacres colectivas.

Para adelantar “técnicamente” este genocidio, Ospina contrató a Scottland Yard, quien le aconsejó contratar paramilitares (a los que el argot popular llamó “chulavitas”) para enviarlos unas veces a los pueblos liberales, haciéndose pasar por conservadores para asesinar al pueblo liberal y luego enviarlos a ellos mismos, haciéndose pasar por liberales, a los pueblos conservadores para asesinar al pueblo conservador, con lo cual despertaban el odio bipartidista que Gaitán estaba logrando romper al producirse la unión del pueblo liberal y conservador en torno al Movimiento Gaitanista, enfrentado contra la oligarquía bipartidista. Por eso el líder popular advirtió una y mil veces: “Pueblo de todos los partidos: ¡os están engañando las oligarquías! Ellas crean deliberadamente el odio y el rencor a través de sus agentes, asesinando y persiguiendo a los humildes, mientras la sangre del pueblo les facilita la repartición de los beneficios económicos y políticos que genera tan monstruosa política”. (Periódico Jornada, abril 13 de 1947).

Los que hemos sido víctimas de esa violencia estamos presenciando, con sal en la herida y el alma hecha pedazos, las cínicas y frías declaraciones del paramilitar MANCUSO, donde le ha dicho abiertamente al país que los paramilitares y Alvaro Uribe comparten la misma ideología, una ideología que se basa en imponer su poder político y económico de carácter capitalista, a través del asesinato y la persecución. Ha confesado que las masacres eran ordenadas por el llamado GRUPO DE LOS OCHO, una especie de sociedad secreta como el Club Bildenberg, la Trilateral o la sociedad de “La calavera y los huesos”, grupo donde cada uno de sus miembros representaba a un estamento de la oligarquía. Uno de ellos representaba al gobierno, otro a la Iglesia, otro a los empresarios y así sucesivamente.

Las confesiones de Mancuso me han refrescado mis recuerdos de infancia cuando una romería llegaba a mi casa para contarle a mi madre los horrores que estaban sucediendo. Un día alguien me hizo la pregunta rutinaria que se le hace a los niños: “¿Qué vas a hacer cuando seas grande?” No dudé en responder: “Matar a Àlvaro Gómez Hurtado”, de quien yo había oído contar, con nombres y señales, las torturas que su grupo, llamado de “las camisas negras”, le infligía a sus sacrificados, entre otras cosas el llamado “corte de corbata” o “corte de franela”, que consistía en cortarle la garganta a sus víctimas para pasarle la lengua por la herida a guisa de corbata. ¿Y cómo murió Álvaro Gómez? Como un héroe público al que nombró la Constituyente de 1992 como su presidente, junto con Horacio Serpa Uribe, apoyado en su campaña presidencial por los paramilitares (como lo confesó Mancuso) y Navarro Wolf, quien ha fungido como agente del servicio secreto alemán, la BND, (Bundesnachrichtendienst), tal como lo vi en documento original en casa del doctor Alberto Mendoza Morales.

El paramilitarismo ha sido la clave de la estabilidad oligárquica y proimperialista en Colombia, pero como la historia oficial es una trinchera de la lucha de clases, a las nuevas generaciones les han transmitido imágenes de "héroes" que no han sido otra cosa que asesinos.

MIS REFLEXIONES Y MEMORIAS

SOBRE EL PARAMILITARISMO Y LA VIOLENCIA EN COLOMBIA

- COMO TÁCTICA DE LA OLIGARQUÍA LIBERAL-CONSERVADORA -

SEGUIRÁN APARECIENDO, DÍA A DÍA, EN ESTE BLOG.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Doctora un saludo grande jose joaquin pinto me place saludarla y me gustaria que me escribiera a josejoqo@yahoo.com llevo cinco años buscandola para agradecerle todo lo que me enseño alguna vez