miércoles, 27 de diciembre de 2006

2. EN EL NOMBRE DEL PADRE

TESTAMENTO DE LA HIJA DE JORGE ELIÉCER GAITÁN
- Segunda parte -


Por voluntad de los paramilitares


Después de una lucha continua de casi medio siglo por impedir que convirtieran a mi padre en una momia al servicio de la ideología oligárquica, capitalista y proimperialista, fui definitivamente aplastada en mis intenciones por la dolosa voluntad del Presidente Álvaro Uribe Vélez, quien liquidó el Istituto Gaitán, que contra viento y gobiernos y con un gigantesco esfuerzo, logré sacar adelante hasta convertirlo en un instituto descentralizado del orden nacional dedicado a preservar la memoria popular, con su MUSEO DE LAS LUCHAS POPULARES; la propagación de una cultura de la participación a través del METISEO, herramienta pedagógica para desarrollar la voluntad popular de autodeterminación en pos de la construcción de una Democracia Directa y la difusión del cuerpo de doctrina de mi padre que, por estar fundamentada en los paradigmas de la filosofía científica del siglo XX, se constituye en columna vertebral para la edificación del socialismo del siglo XXI.

Alvaro Uribe, al cerrar el instituto, estaba actuando en concordancia con la voluntad de los paramilitares, quienes en julio de 2002 masivamente lanzaron por escrito un llamado para que las autoridades acabaran con esa “herramienta de subversión” que era, según ellos, el Instituto Gaitán, pidiendo que yo saliera de allí y de su dependencia, la Casa-Museo Jorge Eliécer Gaitán, porque yo era “culpable del delito” de mantener viva la memoria del líder popular con todo el sentido revolucionario que iluminó su vida. Apoyaban así la voluntad de Luis Carlos Restrepo, Consejero de Paz del Presidente Uribe, quien escribió textualmente que los colombianos, “al precio de que nos calificaran de herejes”, debíamos enterrar para siempre la memoria de Jorge Eliécer Gaitán, haciendo que el pueblo olvidara su nombre y sus luchas revolucionarias.
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[1] Restrepo, Luis Carlos. La Sangre de Gaitán publicado en el libro SAQUEO DE UNA ILUSIONES, 1998.

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